domingo, 16 de agosto de 2009

Bebe Angelical


Esta es una foto en primer plano de un bebe varón. Podría decir que su edad es de cuatro meses. Su piel delicada y limpia es de color blanca mezclada con un ligero y suave rosado que se resalta en la parte de su frente, de su labio superior y en el pliegue de lo que parece ser su muñeca derecha. Su nariz es fina, delgada y pequeña. Su cabello corto de color castaño oscuro. Su oreja es pequeña como lo es su cara. Sus cejas delicadas y fijas, no pobladas, de color café, forman una expresión de admiración. Sus pestañas, debajo de las cejas, son pequeñas como él, apenas logran sobresalir sobre sus ojos. Sus ojos son grandes, negros y brillantes como aquellos destellos que en ocasiones alumbran nuestras noches. Su mirada, un poco desorientada y a la vez una mirada de asombro, la ubica con dirección hacia el frente de su cara. Al ver sus ojos puedo pensar que, a pesar de su corta edad, sabe que hay alguien que lo está mirando para tomarle una foto. Por su pensamiento puede estar pasando infinidades de cosas, quizás se esté preguntando quién es esa persona que se encuentre en frente de él, o qué es ese aparato que tiene dicha persona entre las manos, o quizás no se pregunte nada y simplemente este mirando fijamente a su observador. El niño se encuentra con el torso desnudo, se puede ver claramente los pliegues que se le hacen en la muñeca, en el antebrazo y ya llegando al hombro. Se halla acostado boca abajo sobre lo que parece ser una cama, cubierta con un edredón blanco cuadriculado. Su mano, en forma de puño la tiene metida en la boca, la esta succionando. El fondo del lugar donde se encuentra es negro, un cuarto, iluminado con la luz del día, que a su vez crea un fondo oscuro. Al lado derecho del fondo aparece la punta de una almohada blanca que se encuentra ubicada un poco lejos detrás de la cabeza de él. Al lado izquierdo del mismo fondo aparece algo de color blanco que no logra distinguirse qué es, puede ser una cortina. Enfrente de él, a lado del brazo de la muñeca que esta succionando hay una cobija blanca, más blanca que el edredón donde él se encuentra acostado. Este niño ilustra tranquilidad, paz, pureza, armonía e inocencia. Es la belleza en persona. Su cara y la posición en que tiene su cuerpo me generan ternura. Tendido sobre el edredón de su cama, preparado para realizar la siesta matutina, descansa esperando que llegue el sueño. Reposando aquella leche caliente tomada antes de ser acostado.

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